23 enero 2019. Miércoles de la II semana del Tiempo Ordinario – San Ildefonso – Puntos de oración


“A Dios que concede el hablar y el escuchar le pido hablar de tal manera que el que escucha llegue a ser mejor y escuchar de tal manera que no caiga en la tristeza el que habla”
En las lecturas de hoy resaltaría dos cosas:
1) La curación: Gesto sorprendente de Jesús. Aquí “se luce”. Es sorprendente que el lugar en el que Cristo se luce sea en la miseria humana: cuando resucita un muerto, cuando cura un ciego, cuando cura a un lisiado… nuestra miseria es el terreno en el que Cristo planta la bandera de su victoria. ¿Crees esto? ¿Crees que eres tú con quien Cristo quiere lucirse, en quien quiere hacer ondear su bandera de victoria? Y es una curación de la que se beneficia el enfermo y los del entorno. En nosotros Cristo clava su bandera, pero para que otros puedan verla también, para que desde esa altura “atraiga a muchos hacia él”. ¿Crees que eres tú el acantilado en el que Cristo ha hecho construir su faro que ilumine a barcos que andan a la deriva a punto de encallar?
2) “Dolido por…”. Ante el despliegue de fuerzas de Jesús por conquistarnos, Él se duele de nuestro rechazo. Dejando a un lado la reflexión teológica entorno al sacerdocio de la primera lectura y salmo de hoy, nos puede ayudar a recordar que por el bautismo nosotros también somos sacerdotes. Esta es la gracia a la que Cristo nos invita cuando nos llama a voces (nos llama hoy por un milagro, pero nos llama siempre, ¿cuándo?... Descúbrelo). Jesús nos dice “Siéntate a mi derecha”, “eres príncipe desde el día de tu nacimiento” … ¡Cómo no se va a doler cuando rechazamos el trono! ¿A dónde vas abandonando la casa real, tú, príncipe? ¿Por qué te reduces, si Dios te dice “tú eres mi hijo, yo te he engendrado”? ¿Te amas como Dios te ama? Para la oración de hoy te invito a que recuerdes y disfrutes tu condición de hijo amado, tu condición de predilecto del Padre, de Príncipe…
Disfruta de esta oración: eres elegido de Dios para “extender el poder de su cetro y someter a los enemigos”. Los enemigos de incredulidad, de la desconfianza, del miedo… Feliz oración, príncipe (o princesa, claro).

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