“El que odia a su hermano es un
homicida”
El tema del amor es central en San Juan,
tanto en su evangelio como en sus cartas. No se cansa nunca de hablar de él,
porque sabe lo importante que es para un cristiano. Hay un argumento que repite
constantemente. En el amor, como en todos los demás puntos, los cristianos
tenemos que imitar a Jesús. Nuestro referente es siempre Jesús. Lo mismo que él
nos ha amado, debemos amar nosotros a nuestros hermanos. Lo mismo que él
entregó su vida por nosotros, nosotros debemos entregar la vida por los demás.
Y es consecuente al hablar del odio, que ocupa el puesto opuesto al amor. Llega
a decirnos que el que odia a un hermano permanece en la muerte y es un
homicida. Si el amor produce la vida, el odio produce la
muerte.
Por eso, porque sabe que aquí nos
jugamos mucho, nos jugamos “la vida”, nos exhorta a amar con los hechos y no
solo con las palabras a nuestros hermanos. Si vemos a alguno en necesidad y le
podemos ayudar debemos, llevados por el amor, ayudarle, es decir, amarle.
“Has de ver cosas mayores”
Lo decisivo para un cristiano es el
encuentro con Jesús. Aun con las características personales de cada uno, hay
algo común en todos los que encuentran a Jesús o, más bien, son encontrados por
Jesús. Antes o después, Jesús les explica quién es él, para confesar: “Tú eres
el Hijo de Dios” y lo mucho que les ama. Como consecuencia de este encuentro,
Felipe, Natanael, y tantos y tantos millones de personas hasta el día de hoy
han decidido seguir a Jesús hasta el final: “Te seguiré donde quiera que
vayas”.
Jesús no se queda con lo revelado en el
primer encuentro. A todos sus seguidores, poco a poco, les hace “ver cosas
mayores”. Es capaz de regalarles su potente luz para que logren recorrer el
camino terreno con luz suficiente, sin las sombras de las tinieblas. Es capaz
de asegurarles que nunca les dejará solos, que andará el camino con ellos. Es
capaz, de regalarles su amor para que logren amar como él ama y a todos los que
él ama. Es capaz de prepararles una estancia en casa de su Padre Dios para que
disfruten de la felicidad total por toda una eternidad. Es verdad, Jesús,
después de nuestro primer encuentro con él, “nos hace ver cosas mayores”.