Me pongo en la presencia de Dios. Contemplo todo el tiempo de Navidad. El
nacimiento de Jesús, la adoración de los pastores, la adoración. Ahora Jesús va
a ser bautizado por su primo.
La fiesta del Bautismo del Señor cierra y abre al mismo tiempo: cierra la
voz de los profetas, abre la enseñanza de la Palabra; cierra las promesas, abre
el cumplimiento; cierra la vida oculta de Jesús, abre su vida pública; cierra
el conocimiento incompleto de Dios, abre la revelación del misterio de la
Trinidad.
“Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he
formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones.”
Esto me recuerda mi bautismo, cuando entré a formar parte de la Iglesia.
“El Señor bendice a su pueblo con la paz.”
El Señor me bendice a mí con su paz a través del bautismo. Me borra el
pecado original y me hace hermano de Jesús e hijo de su Iglesia
Ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo.
Así soy yo a través del sacramento Bautismo.
Del libro que he leído hace unos días, ‘El Precio a Pagar’, extraigo
el siguiente texto:
Durante el servicio militar, Mohammed, un joven musulmán iraquí miembro de
una importante familia chiíta, descubre con espanto que su compañero de cuarto
es cristiano. Entre ambos hombres surge una relación paradójica, de la que
Mohammed saldrá transformado. De vuelta a la vida civil, mantiene un único
deseo: convertirse al cristianismo. ¡Una auténtica locura, impensable entre sus
familiares y allegados! En el Islam el cambio de religión constituye un
crimen.Su familia es capaz de todo con tal de hacerle desistir, aunque en vano.
A las amenazas y los golpes les suceden la prisión y las torturas. Mohammed,
convertido en Joseph una vez bautizado, vive un largo calvario, pero no cede un
milímetro. Se dicta una fatwa contra él, y sus hermanos le disparan en plena
calle. Herido de gravedad, Mohammed se desploma en el suelo…
‘El precio a pagar’ es una
historia verídica. Después de superar las vicisitudes relatadas en este libro, Joseph
Fadelle llega a Francia con su familia en el año 2001. Desde entonces
es ciudadano francés. Este hombre sufrió hasta que recibió el bautismo y después.
· ¿Valoramos Nosotros lo que somos?
· ¿Somos siervos como Jesús que se dejó bautizar por Juan?
· ¿Hablamos del bautismo en este año de la fe?
· ¿Creemos que el bautismo es la puerta para el cielo?
La celebración de esta fiesta nos recuerda que la vida nueva recibida en
el Bautismo exige siempre crecimiento: buscar para encontrar y encontrar para
seguir buscando. Bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo, hemos vuelto a nacer para dejar atrás la antigua vida de pecado y
caminar en el amor de Dios. Dejar lo antiguo y estrenar lo nuevo, tal es
la eficacia del Bautismo que cierra y abre. Gracias Señor por la fe, la vida,
los sacramentos, la Iglesia.