Queridos
hermanos: Este es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos
unos a otros. No seamos como Caín, que procedía del Maligno y asesinó a su hermano.
¿Y por qué lo asesinó? Porque sus obras eran malas, mientras que las de su
hermano eran justas. No os sorprenda, hermanos, que el mundo os odie; nosotros
sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a los hermanos.
El que no ama permanece en la muerte. El que odia a su hermano es un homicida.
Y sabéis que ningún homicida lleva permanentemente en sí vida eterna. En esto
hemos conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros
debemos dar nuestra vida por los hermanos. Pero si uno tiene bienes del mundo
y, viendo a su hermano en necesidad, le cierra sus entrañas, ¿cómo va a estar
en él el amor de Dios? Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de
verdad y con obras. En esto conoceremos que somos de la verdad y
tranquilizaremos nuestro corazón ante él, en caso de que nos condene nuestro
corazón, pues Dios es mayor que nuestro corazón y lo conoce todo.
Salmo responsorial (Sal 99, 1 2. 3. 4. 5)
R. Aclama al Señor, tierra entera.
R. Aclama al Señor, tierra entera.
Servid al Señor con alegría, entrad en
su presencia con vítores. R.
Sabed que el Señor es Dios. Que él os
hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R.
su pueblo y ovejas de su rebaño. R.
Entrad por sus puertas con acción de
gracias, por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre. R.
dándole gracias y bendiciendo su nombre. R.
«El Señor es bueno, su misericordia es
eterna, su fidelidad por todas las edades.» R.
Lectura del
santo Evangelio según San Juan (1,43-51)
En aquel
tiempo, determinó Jesús salir para Galilea; encuentra a Felipe y le dice:
-«Sígueme.» Felipe era de Betsaida, ciudad de Andrés y de Pedro. Felipe
encuentra a Natanael y le dice: -«Aquel de quien escribieron Moisés en la ley y
los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret.» Natanael
le replicó: -«¿De Nazaret puede salir algo bueno?» Felipe le contestó: -«Ven y
verás.» Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: -«Ahí tenéis a un
israelita de verdad, en quien no hay engaño.» Natanael le contesta: -«¿De qué
me conoces?» Jesús le responde: -«Antes de que Felipe te llamara, cuando
estabas debajo de la higuera, te vi.» Natanael respondió: -«Rabí, tú eres el
Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.» Jesús le contestó: -«¿Por haberte
dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores.» Y le
añadió: -«En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles
de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»