3 enero 2013. Jueves antes de la Epifanía – Puntos de oración


1. Epístola I de San Juan 2,29.3,1-6. ¡Mirad cómo nos amó el Padre!

Quiso que nos llamáramos hijos de Dios, y nosotros lo somos realmente. El que permanece en él, no peca, y el que peca no lo ha visto ni lo ha conocido.

San Juan, el contemplativo por excelencia, exclama de modo extasiado: Si Dios quiso que nos llamáramos sus hijos es porque “lo somos realmente”. Y somos lo que somos (santos, hijos de Dios) nunca seremos lo que no somos (diablos, pecado). Disfruta orando con el Padrenuestro o canta “Dios es mi Padre”.

2. Salmo 98(97),1.3cd-4.5-6. Cantad al Señor un cántico nuevo.

Sí, el Señor nos pide que le cantemos un canto nuevo como nos muestra el último Sínodo para la Nueva Evangelización. Estamos ante un Mundo Nuevo, Global, urgido por la Nueva Evangelización. Hay que dejar lo obsoleto y caduco, lo rancio, y estrenar un canto nuevo, lleno de sencillez, espontaneidad, resucitado. El mundo nos necesita, la Iglesia nos necesita, Cristo nos necesita aquí y ahora.

Como Gerardo Diego le cantó al Duero:

Quién pudiera como tú, a la vez quieto y en marcha cantar siempre el mismo verso pero con distinta agua.

Sí, quieto como María Magdalena y en el corazón de Jesús, pero en marcha como Marta; cantando el mismo verso del VERBO ENCARNADO pero con distinta agua, con la imaginación de la caridad.

De las 50 propuestas, la 7 permitirá iluminar desde ya las acciones pastorales con tres conceptos que clarifican lo que es la Nueva Evangelización, tomados ciertamente del magisterio de los dos últimos papas. Y dice así a la letra: “Evangelización puede entenderse de tres maneras. En primer lugar, la evangelización ad gentes es el anuncio del Evangelio a aquellos que no conocen a Jesucristo. En segundo lugar, esta también incluye el continuo crecimiento de la fe que es la vida ordinaria de la Iglesia. Por último, la nueva evangelización está dirigida principalmente a aquellos que se han alejado de la Iglesia”.

3. Evangelio según San Juan 1,29-34. "Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”.

En el Año de la Fe se necesitan nuevos Bartimeos que crean para proclamar la grandeza del Señor. ¡Señor que vea! ¡Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo y lo salvas para siempre. Ayúdame a dejarme comer e inmolarme contigo como nuevo cordero dispuesto a salvar al mundo. Como los pastorcitos de Fátima, como el Padre Eduardo. Sí, quiero ofrecerme, como María, hágase-estar.

Archivo del blog