En este ambiente de Navidad seguimos profundizando en
la Palabra de Dios para suplicar al Señor nos aumente la fe. Estamos en el año
de la fe. “Si tuviéramos de fe como un grano de mostaza…”
La oración de hoy la podíamos dedicar a contestar las
preguntas a las que es sometido Juan el Bautista por los sacerdotes y levitas.
Juan contesta con claridad dando su propio testimonio.
La preguntan: “¿Tú quién eres? Contestó sin dudar, sin
reservas, “yo no soy el Mesías” ¿Entonces eres tú Elías?, volvió a contestar:
“No lo soy”
¿Eres tú el Profeta? No. Y le volvieron a preguntar.
¿Quién eres para poder dar respuesta a los que me han enviado, ¿qué dices de ti
mismo?
“Yo soy la voz que grita en el desierto: Allanad el
camino del Señor”
Entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres el Mesías,
ni Elías, ni el Profeta?
Juan Respondió: “Yo bautizo con agua: en medio de
vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy
digno de desatar la correa de su sandalia…
Y yo ¿qué puedo contestar ahora junto a Jesús en el
sagrario, o en el portal de Belén, en un lugar apartado y silencioso que tengo
reservado en casa para hacer la oración de cada día?
Yo no soy el Mesías.
Pero sí quiero seguirle de cerca. Me ha elegido para ser su amigo íntimo.
Ni soy Elías.
Pero también le quiero imitar cada día retirándome al desierto de la oración.
Se encontraba con Dios, en el desierto, en la brisa suave del monte…
Tampoco soy el profeta. Pero también quiero acercarme a Juan el Bautista, el
último de los profetas del AT, que da paso al Nuevo testamento. Es el mensajero
más cercano de Jesús, del verdadero Mesías. También le quiero acompañar y
pedirle la fuerza para dar testimonio de Cristo, mostrándole a los demás, como
Hijo de Dios, Salvador y Redentor de los hombres, desapareciendo en fidelidad y
hablando con valentía cuando tenga y busque la oportunidad. Si hago oración
cada día tengo que hacer partícipes a los más cercanos del amor de Dios que nos
tiene a cada una de las personas.
Santa María de la Navidad, en ti se concentra todo el poder de Dios porque
vives de fe. Quiero creer de verdad que Jesús ha nacido de nuevo para mí y para
todos los hombres. La vida de todos los hombres ya tiene sentido. María, que
crea en el amor de Dios para conmigo.