Hijos míos,
que nadie os engañe. Quien obra la justicia es justo, como él es justo. Quien
comete el pecado es del Diablo, pues el Diablo peca desde el principio. El Hijo
de Dios se manifestó para deshacer las obras del Diablo. Todo el que ha nacido
de Dios no comete pecado, porque su germen permanece en él, y no puede pecar,
porque ha nacido de Dios. En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos
del Diablo: todo el que no obra la justicia no es de Dios, ni tampoco el que no
ama a su hermano.
Salmo responsorial (Sal 97, 1-2ab. 7-8a. 8b-9)
R. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
R. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
Cantad al Señor un cántico nuevo, porque
ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo. R.
su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo. R.
Retumbe el mar y cuanto contiene, la
tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos, aclamen los montes. R.
aplaudan los ríos, aclamen los montes. R.
Al Señor, que llega para regir la
tierra.
Regirá el orbe con justicia y los pueblos con rectitud. R.
Regirá el orbe con justicia y los pueblos con rectitud. R.
Lectura del
santo Evangelio según San Juan (1, 35-42)
En aquel
tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba,
dice: -«Éste es el Cordero de Dios.» Los dos discípulos oyeron sus palabras y
siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta:
-«¿Qué buscáis?» Ellos le contestaron: -«Rabí (que significa Maestro), ¿dónde
vives?» Él les dijo: -«Venid y veréis.» Entonces fueron, vieron dónde vivía y
se quedaron con él aquel día; era como la hora décima. Andrés, hermano de Simón
Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra
primero a su hermano Simón y le dice: -«Hemos encontrado al Mesías (que
significa Cristo).» Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo:
-«Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce Pedro).»