1 octubre 2019. Martes de la XXVI semana del T. O. – Santa Teresa del Niño Jesús – Puntos de oración

Para comenzar nuestra oración nos ponemos en la presencia del señor, le pedimos luz al Espíritu Santo para que nos ilumine y también podemos pedir la intercesión de algún santo.
En el día de hoy, la primera lectura termina con las palabras “Dios está con vosotros”. Estás sencillas palabras nos recuerdan un hecho que muchas veces pasamos desapercibido. Y es, que Dios siempre nos acompaña, está con nosotros en el trabajo, en casa, en clase etc. Viviendo con tan gran compañía nuestra forma de afrontar el día a día debería ser apasionante, entregada, alegre, sincera… Supone un cambio tan grande vivir así, que faltan adjetivos para describirlo. Podemos empezar nuestra oración hoy con recordando esta idea, revisando como si somos conscientes de que estamos compartiendo cada instante con el Señor o simplemente pidiéndole que nos ayude a darnos cuenta de que está ahí.
Después en el evangelio se nos propone un pasaje muy cotidiano. Los apóstoles no terminan de entender el modo de actuar de Jesús, que no busca vengarse de la aldea que no le había acogido. Por un lado, podemos observar cómo es Dios, no castiga, no condena, viene a salvarnos. Y por otro lado la actitud de los apóstoles, que muchas veces es la nuestra, juzgan antes de tiempo, condenan a sus prójimos y se dejan llevar de los enfados del momento. En esta escena se pone de manifiesto lo revolucionaría que es la manera de vivir de Jesús, va en contra de lo que estamos habituados o de lo que nos sale natural. Sin embargo, nos enseña que ese es el camino que conduce a Él.
Jesús hoy nos pide a través de las lecturas que revisemos nuestra forma de vivir para proponernos la suya. Esta forma de vida se basa en dos claves: Él está a nuestro lado, no nos abandona y nos pide ser diferentes, reformar nuestro carácter, vivir hacia el prójimo. En definitiva, vivir así es una completa revolución, la revolución del amor. La oración de hoy puede ser el principio de esa revolución en nosotros, si le dejamos actuar.
Para acabar nuestro rato de oración hoy no puede faltar un pequeño coloquio con la Virgen, que pongamos a sus pies todas nuestras inquietudes, ilusiones, proyectos, y comentar con ella como nos ha ido la oración.

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