11 septiembre 2019. Miércoles de la XXIII semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración


El Evangelio de hoy nos ofrece las Bienaventuranzas de San Lucas. Como dijo el Papa Francisco hace un par de días en Mauricio, “Las Bienaventuranzas son el carnet de identidad del cristiano. Si alguno de nosotros se plantea la pregunta: “¿Cómo se hace para ser un buen cristiano?”, la respuesta es sencilla: es necesario hacer, cada uno a su modo, lo que pide Jesús en las bienaventuranzas. En ellas se dibuja el rostro del Maestro, que estamos llamados a transparentar en lo cotidiano de nuestras vidas”.
Acabamos de empezar un nuevo curso, en la Universidad, en la Milicia, en la Parroquia, en el trabajo, después de las vacaciones, después del parón, comenzamos de nuevo ¡¡allí donde estemos!!
Quizá volvías con ganas, con buenas expectativas. Pero nada más empezar y toparte con la realidad, con la realidad de los otros, no sólo la tuya, la realidad de los que te ponen horarios, tareas, entregas, responsabilidades… la realidad de compaginar lo tuyo con lo de los demás, en casa, en el lugar de estudio, de trabajo… las ganas ya no son tantas, te abruma el cambio de ritmo, tienes ganas de parar cuando sólo estás empezando a despegar.
Y llega hoy este Evangelio, que nos invita a cambiar nuestra mentalidad, a buscar la alegría en lugar del placer, el dar en vez del recibir, el abandono en vez de la inquietud, la arriesgada audacia en vez de la cómoda pasividad. ¡¡Esta es la mentalidad de las Bienaventuranzas!!
Estas son las actitudes que debo adoptar para vivir la nueva vida que Jesús nos trae. Las actitudes que debo adoptar para vivir este nuevo curso que el Señor me regala.
Seguía diciendo el Papa en Mauricio: “Para vivir el Evangelio, no se puede esperar que todo a nuestro alrededor sea favorable, porque muchas veces las ambiciones del poder y los intereses mundanos juegan en contra nuestra (…) En una sociedad así, se vuelve difícil vivir las bienaventuranzas (…) pero no podemos dejar que nos gane el desaliento”.
No podemos esperar a que todo encaje en nuestros planes y que todo salga como esperamos, que tengamos el ánimo, las ganas o dispongamos de más tiempo… El momento es ahora, tu vida es la que tienes. El Señor te ha regalado su amistad y una Comunidad de fe que te acompaña.
¡¡No podemos dejarnos robar la alegría!!
Terminamos con las palabras del Papa en Mauricio: “No nos olvidemos que quien convoca con fuerza, quien construye la Iglesia, es el Espíritu Santo”.
“La imagen de María, la Madre que nos protege y acompaña, nos recuerda que fue llamada la “bienaventurada”
“A ella que vivió el dolor como una espada que le atraviesa el corazón, a ella que cruzó el peor umbral del dolor que es ver morir a su hijo, pidámosle el don de la apertura al Espíritu Santo, de la alegría perseverante, esa que no se amilana, ni se repliega, la que siempre vuelve a experimentar y afirmar que “el Todopoderoso hace grandes obras, su nombre es santo”.

Archivo del blog