26 septiembre 2019. Jueves de la XXV semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración


Purifico mi oración antes de comenzar, le pido a Dios que haga Él lo que deseo pero soy incapaz de conseguir por mí mismo: “Señor, que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de vuestra divina majestad”.
El Evangelio de hoy nos habla de la impresión que la persona de Jesús:
¿Quién es éste de quien oigo semejantes cosas?
Herodes era capaz de reconocer la grandeza de Jesús, pero no le llevó a seguirle, sino que lo persiguió. Muchas veces el ateísmo no consiste en un desconocimiento de Dios, sino un rechazo de Aquél de quien se oyen semejantes cosas
Y añade el Evangelio: Y tenía ganas de ver a Jesús.
Hoy, delante del Sagrario, o en mi habitación (allá donde haga la oración), podría reflexionar una cosa, y pedir una gracia. Oración de súplica, implorar una gracia. Sin prisas, como un pobre pide a quien puede darle, sabiendo que no tiene derecho, pero con confianza audaz.
·         Reflexión: de entre los ruidos, los sonidos y las palabras que llegan a mí, ¿hago espacio interior para acoger la Palabra, la Llamada de Aquél que me busca?, ¿o la Palabra es una de tantas palabras que saturan de información nuestros oídos?
·         Petición: Señor, que tenga ganas de verte, de encontrarte, de descubrirte en mi vida.
Por si te ayuda (no pierdas tiempo en palabras humanas, si la Palabra te ha resonado en el corazón), a continuación tienes dos textos.
El primero, de una laica mística francesa, Madeleine Lelbrêl, que habla de una forma contemplativa de vivir en el mundo, para nada farisaica…
UNA COMUNIÓN EN UN AMOR
Cuando aquellos a quienes amamos nos piden algo,
les damos las gracias por pedírnoslo.
Si Tú deseases, Señor, pedirnos una única cosa en toda nuestra vida,
nos dejarías asombrados,
y el haber cumplido una sola vez tu Voluntad
sería el gran acontecimiento de nuestro destino.
Pero como cada día, cada hora, cada minuto,
pones en nuestras manos tal honor,
lo encontramos tan natural que estamos hastiados,
que estamos cansados…
El día que entendiésemos, iríamos por la vida como una especie de profetas,
como videntes de tus pequeñas providencias,
como agentes de tus intervenciones.
Ya lo decía Benedicto XVI, al concluir los ejercicios espirituales para la curia romana, el 23 de febrero de 2013, antes del final de su pontificado.
Creer no es otra cosa que, en la noche del mundo, tocar la mano de Dios,
y así, en el silencio, escuchar la Palabra, ver el Amor.

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