Antes de hacer este rato de oración,
hacemos presente al Señor en nosotros. Nos esforzamos en sentirlo cerca y en
que estamos en su presencia.
Quiero fijarme especialmente en la primera lectura de hoy. Los primeros
discípulos tenían la impresión de que el fin del mundo estaba muy próximo;
algunos pensaban que como estaba tan próximo no era necesario ni trabajar ni
hacer nada. Pablo tiene que resolver estas dudas y aclarar que el final llegará
cuando menos lo esperemos. Ya han pasado casi 2.000 años y aún no llega el
final.
Sin embargo, Jesús afirma en varias ocasiones que el Reino de Dios ya ha
llegado a nosotros. ¿Cuál es la diferencia entre antes y después de Jesús? Yo
estoy seguro que la muerte y resurrección de Jesús ha sido el momento más
importante de la historia del ser humano. El hombre dio un paso en su evolución
gigantesco cuando entró a participar del Reino de Dios. Los hombres damos ese
paso en el momento del bautismo; el bautismo nos abre esa puerta que da al
Reino de Dios.
El hombre, no es como es, por pura evolución; el ser humano ha evolucionado
desde el barro hasta lo que es, en función de una frase que aparece en la
sagrada escritura: “Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza” Por tanto toda
la evolución humana ha estado en función de hacer, cada día, al hombre más
semejante a Dios. La existencia del Hijo, de la segunda persona de la Santísima
Trinidad es desde siempre; luego no es tanto que el Verbo se ha hecho hombre,
sino que Dios ha ido divinizando al hombre. En un momento de la historia Dios
infunde un alma al homínido más desarrollado, no sé hace cuantos cientos de
miles de años, y surge el ser humano. El siguiente paso, mucho más grande aún,
lo da Cristo con su muerte y resurrección; en ese momento el hombre se “imagen
y semejanza de Dios”. El bautismo es el momento en que damos ese gran salto
evolutivo: desde ese momento las cosas son nuevas.
Si lees el Evangelio, las palabras de Jesús, con este enfoque, verás que todo
cobra sentido más profundo; mi vida cristiana no puede seguir siendo tan vacía.
Si mantienes la vida de la Gracia, sigues viviendo más plenamente en el Reino
de Dios.
Pídele ayuda a la Virgen para aprender a vivir tan cerca de Dios como Ella
vivió tantos años de su vida.