Empezamos la oración haciendo silencio,
como siempre, dejando que se serene nuestro corazón y con el modo avión
enchufado. Ahora, sólo Dios y tú.
San Pablo nos da un consejo sencillo y
práctico: orar por las autoridades que han recibido el poder de dirigir las
sociedades. El salmo ruega “la salvación para nuestro pueblo”. Así que
podríamos rezar hoy por nuestro país, por España, por nuestras ciudades y por
las comunidades de convivencia más directa. Pidamos a la Virgen si protección,
pidamos al corazón de Jesús -en este año centenario- que reine en nuestros
corazones y en las estructuras sociales y oremos a Dios padre, por nuestros
gobernantes para que reciban los dones de sabiduría, prudencia y temor del
Señor.
Jesús en el evangelio nos enseña a
respetar y valorar a las autoridades que sirven al pueblo y a servir nosotros a
los demás desde el lugar que nos toque ocupar en cada momento.
Pidamos hoy que, durante todo este
curso, Dios nos ayude a ser comprensivos con quienes mandan (jefe, profesores,
padres…) intentando buscar el bien y que no busquemos ser servidos como
servir.
Acaba la oración dando gracias a Dios
por este rato que has pasado en su presencia y por sus frutos.