Siempre que leo o medito, el evangelio
que hoy nos presenta la Iglesia, me impresiona la facilidad con que el ser
humano puede pasar de la admiración al recelo..., al desprecio..., e incluso a
la violencia..., y me pregunto ¿por qué?
No es fácil responder a esta pregunta,
pero si es fácil experimentar lo mucho que nos cuestiona... Hay en nosotros
algo que nos impide aceptar una verdad, cuando de nosotros se trata, sobre todo
si esta verdad no es agradable, o plausible… Es como si tuviéramos miedo a
afrontar la realidad de nuestra vida, o que esta pudiera ser cuestionada por
los demás…
Que importante es que cimentemos nuestra
existencia en la auténtica verdad que es Jesucristo, y no en apreciaciones
personales, ajenas, o externas… Para ello debemos cuestionarnos constantemente,
con humildad y confianza en Dios. ¿Qué me dice a mí esta palabra de Dios
hoy: «En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su
pueblo? ¿Lo somos nosotros? Pues entonces, o no estamos en la
verdad..., o no decimos la verdad de palabra o de obra… La verdad, si es
verdad, cuestiona siempre, primero al que la dice y luego al que la oye…, y es
que la verdad nos hace libres, siempre que queramos salir de la esclavitud…
Hoy en mi oración me preguntaré sobre la
verdad o verdades de mi vida cristiana, y lo haré con unas cuantas preguntas
sencillas:
¿Qué suscita en los demás mi palabra...,
mi predicación..., mi apostolado?
¿Va mi testimonio por delante de lo que
digo...?
¿Cuándo fue la última vez que
experimente algún rechazo o contradicción...?
¿Cómo reacciono cuando no se me
interpreta bien…?
¿He sufrido alguna vez persecución en mi
vida...?
Y termina el evangelio de hoy con ese
empujar a Jesús “fuera de la sinagoga con intención de precipitarlo
desde el monte, sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de
despeñarlo…. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino”.
Que se nos quede grabada en el alma la escena, para que estemos
preparados cuando tengamos que dar testimonio de la verdad en nuestra familia,
entre nuestros compañeros, o en la calle…