6 septiembre 2019. Viernes de la XXII semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Hoy es primer viernes de mes, dedicado al Sagrado Corazón de Jesús. Una buena forma de comenzar la oración es consagrarme a su Corazón con una oración espontánea y llena de confianza. También me puede ayudar esta súplica contenida en la renovación de la consagración de España al Corazón de Cristo el pasado 30 de junio: “Venga a nosotros Tu Santísimo Reino, que es Reino de justicia y de amor.  Reina en los corazones de los hombres, en el seno de los hogares, en la inteligencia de los sabios, en las aulas de las ciencias y de las letras, y en nuestras leyes e instituciones”. Le pido humildemente que reine en mi corazón y en mi familia, en los Cruzados de santa María, en la Milicia y en el Movimiento de Santa María.
La Palabra de Dios en este día me presenta a Jesucristo como aquel en quien reside la plenitud de todas las cosas, que ha reconciliado el universo haciendo la paz por la sangre de su cruz y que ha venido a renovarlo todo: “a vino nuevo odres nuevos”. Con qué belleza presenta el papa Francisco, en la Exhortación dirigida a los jóvenes, a Cristo joven:
“Jesús ha resucitado y nos quiere hacer partícipes de la novedad de su resurrección. Él es la verdadera juventud de un mundo envejecido, y también es la juventud de un universo que espera con dolores de parto ser revestido con su luz y con su vida. Cerca de Él podemos beber del verdadero manantial, que mantiene vivos nuestros sueños, nuestros proyectos, nuestros grandes ideales, y que nos lanza al anuncio de la vida que vale la pena” (Christus vivit 32).
Nadie echa vino nuevo en odres viejos… A vino nuevo, odres nuevos. Estas palabras de Jesús me invitan a estrenar un corazón nuevo que pueda contener a Cristo, el vino nuevo. Me hablan de la Virgen, de su Corazón Inmaculado, que fue el vaso nuevo en el que fue derramado el vino nuevo, Jesús. Dios la hizo Inmaculada, sin pecado original para que pudiera ser la Madre de nuestro Redentor. Cuando recibo a Cristo en la comunión eucarística soy ese vaso, ese odre en el que Él se derrama. ¿Soy un vaso limpio para contenerle o un odre viejo por la mediocridad y la falta de respuesta al amor de Cristo? Por eso quiero pedirle a Ella en esta oración que me ayude a quitar de mi corazón la levadura vieja, el pecado que envejece, que me acerque al sacramento del perdón en este Primer viernes para dejarme rejuvenecer por Jesús:
“Jesús, el eternamente joven, quiere regalarnos un corazón siempre joven. La Palabra de Dios nos pide: ‘Eliminad la levadura vieja para se masa joven’ (1 Co 5,7). Al mismo tiempo nos invita a despojarnos del ‘hombre viejo’ para revestirnos del ‘hombre joven’ (cf. Col 3,9-10) … La verdadera juventud es tener un corazón capaz de amar” (Christus vivit 13).

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