¿No te sorprende la libertad con la que
Jesús, vive su pasión? Habla de ella con total aceptación. Pero siempre termina
hablando, también, de su resurrección. Si no, la cruz, el sufrimiento, no
tendría ningún sentido.
Y mientras él habla de lo importante …
¡cada uno a lo suyo! Yo, me mi conmigo.
Hay momentos, que si no estás atento,
que si sólo estás centrado en ti, en lo que te pasa, en tu problema o en tu
objetivo…¡¡te los pierdes!! Y no te enteras de nada.
El Señor hablando del sentido de su vida
y la madre, pendiente de sus hijos, los hijos, de sus cosas, los compañeros de
lo que piden los hermanos (no se vayan a quedar ellos sin nada) y ninguno se
entera del gran anuncio que les está haciendo.
Pero él, con infinita paciencia, de esa
que muchas veces me falta con el de al lado porque no se entera de nada, se lo
explica de nuevo.
¡¡Lo importante es estar al servicio!!
Que das la vida…la das. Que te toca
estar pendiente de los demás, lo estás. Que te toca dirigir, lo haces. Pero
siempre poniendo al otro delante, no con el yo, me, mi, conmigo…
En estos días tenemos la oportunidad de
ponernos al servicio de los demás extremando cuidado, higiene y moviéndonos lo
menos posible. Dejando nuestra comodidad y nuestras rutinas. A muchos nos va a
tocar quedarnos en casa, aislarnos. No estar de vacaciones. Ser muy
responsables y consecuentes. No es, sólo, por no contagiarnos. Es,
principalmente, por cuidar a los más débiles. ¿Seremos capaces de
sacrificarnos?
Pidamos a María, que nos ayude a ser como
ella. Pocas palabras y muy estar atento a lo que hace falta. Orando la vida.