4 marzo 2020. Miércoles de la I semana de Cuaresma – Puntos de oración


Nos disponemos por medio de una breve oración preparatoria o introducción a dar gracias por este nuevo día en este tiempo de conversión que el Señor generosamente nos da y pidiéndole que nos guarde de todas las faltas que podamos tener el día de hoy.
En la lectura de hoy se nos recuerda como los ninivitas al escuchar el mensaje de Jonás: “dentro de cuarenta días…” y más adelante: “creyeron en el Señor” dice el texto. Nosotros también tenemos en esta cuaresma 40 días para creer en el Señor, esta es una oportunidad que nos da el Señor como nos repite el Papa en su mensaje a los cristianos para vivir la cuaresma. Esta merced que el Señor nos hace en estas y todas las cuaresmas nace del profundo amor misericordioso de Dios por sus criaturas que somos los hombres que vivimos en este tiempo; como lo fue Nínive en el suyo. Ese amor profundo que le llevó hasta darse hasta derramar las últimas gotas de su sangre en la cruz por su inmenso amor misericordioso a los hombres.
Haciendo eco de las lecturas del folleto de cuaresma de Abelardo en que menciona unos textos de San Juan de Ávila. “Y aunque fueron cinco las piedras, sola una bastaba para la victoria; porque, aunque menos pasaras de lo que pasaste, había merecimientos en Ti para nos redimir. Mas Tú, Señor, quisiste que tu redención fuese copiosa y que sobrase, para que así fuesen confortados los flacos y encendidos los tibios, con ver el excesivo amor con que padeciste y mataste nuestros pecados...”
Y el salmo nos repite: Un corazón quebrantado y humillado, tú, Dios mío, no lo desprecias. Los sacrificios no te satisfacen: si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
El sacrificio agradable a Dios es un espíritu quebrantado; un corazón quebrantado y humillado, tú, oh, Dios, tú no lo desprecias.
En el evangelio el Señor nos dice: “Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Pues como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación.
Un coloquio con María Nuestra Madre. Pidiéndole que nos permita estar al lado suyo en la Cruz, que nos enseñe a amar, porque amor con amor se paga.
¡Madre enséñanos a amar¡¡Tus ojos para verle! ¡Tu corazón para amarle!
Amen.

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