7 marzo 2020. Sábado de la I semana de Cuaresma – Santas Perpetua y Felicidad – Puntos de oración


Primer sábado de cuaresma, de este tiempo fuerte que la Iglesia nos regala para profundizar y poner a punto nuestra vida en relación con el plan de Dios, con la vida de Jesús. La oración de cada día debe ser un momento privilegiado para sentir con la Iglesiaasí ha de ser siempre, pero con más intensidad en los tiempos litúrgicos fuertes. Acojamos la presencia maternal de María, hoy y todos los días de esta “cuarentena”, Ella nos va a ayudar a que sea tiempo de renovación, «tiempo de gracia» (2 Co 6,2).
La primera lectura nos habla de guardar los mandamientos. En estos tiempos “modernos” no suele sentar bien que a uno le digan lo que tiene que hacer o no hacer, y menos aún que se lo manden. Se ve que la Palabra de Dios no entiende de modas porque se atreve con esto: Hoy el Señor, tu Dios, te manda que cumplas estos mandatos y decretos. Acátalos y cúmplelos con todo tu corazón y con toda tu alma. La oración debe ser un diálogo de amistad con Jesús. Por ello, te invito a que Le preguntes en este ratito, o a lo largo del día (oración acompañada): ¿Jesús amigo, cuál es tu ley, cuáles son tus mandamientos? Tal vez sintamos lo que tantas veces escuchó el pueblo de Israel; ahora te lo dice a ti: Y el Señor te ha elegido para que seas su propio pueblo…, Él te elevará en gloria, nombre y esplendor. Confiemos en Dios, el cielo y la tierra pasarán, pero sus promesas no quedarán sin cumplimiento. En este sentido podemos meditar el salmo 118, dichoso el que camina en la voluntad del Señor.
En el Evangelio Jesús da un paso más elevado al mostrarnos la voluntad de Dios: Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen…, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto. El amor a los enemigos, en general a las personas que no corresponden a nuestro amor o amistad, ha sido siempre un claro distintivo del cristiano y lo sigue siendo. El papa Francisco en el mensaje para esta cuaresma, comenta este texto evangélico, nos puede ayudar a comprender lo que significa el amor cristiano. En Jesús crucificado, a quien «Dios hizo pecado en favor nuestro» (2 Co 5,21), ha llegado esta voluntad hasta el punto de hacer recaer sobre su Hijo todos nuestros pecados, hasta «poner a Dios contra Dios», como dijo el papa Benedicto XVI (Enc. Deus caritas est, 12). En efecto, Dios ama también a sus enemigos (cf. Mt 5,43-48).
Sintamos en este ratito la preferencia de Jesús por cada uno y como María acojamos su voluntad. Dios nos ha bendecido con toda clase de bienes, en la tierra, en el cielo, y, sobre todo en Cristo (Ef 1,3). El amor de Jesús para cada uno de nosotros debe ser “tan real, tan verdadero, tan concreto, que nos ofrece una relación llena de diálogo sincero y fecundo” (Exhort. ap. Christus vivit, 117). Acoger su voluntad es acoger a Él mismo.

Archivo del blog