14 marzo 2020. Sábado de la II semana de Cuaresma – Puntos de oración


Apartarse, subir a lo alto, es una invitación cuaresmal que no es de ruptura con la realidad, sino un modo nuevo de adentrarse en ella, para que nada quede sin ser vivido en profundidad, incluso el posible fracaso vital de la cruz. Vivir desde lo alto no supone quedarse en espacios propios protegidos, al margen de la realidad ancha y vasta de este mundo, sino saber vivir con los pies en la tierra y la cabeza en el cielo, para que el corazón en su justo equilibrio sea humano siendo divino y sea divino siendo humano. El silencio y la oración son laboratorio de salvación, de lectura creyente que es capaz de ver con los ojos de Dios, de juzgar con el corazón de Cristo, y de actuar con la fuerza del Espíritu Santo. Abrirnos a la mirada del Padre, dialogar con Jesucristo y dejarnos fecundar por las mociones y los deseos del Espíritu dentro de nosotros, es el camino de la vida interior, de la verdadera espiritualidad. Así seremos humanos, encarnados, en un compromiso evangélico fecundo, a la vez que gozaremos y sentiremos la presencia del Dios de lo alto que se hizo pobre y cercano para que nosotros voláramos muy alto.
Las lecturas nos animan a abandonarnos a la misericordia.
El salmo nos dice: “El Señor es compasivo y misericordioso”.
El evangelio nos narra la parábola del Hijo Prodigo o de la Misericordia. Cuántas veces la hemos escuchado. Te animo que este sábado, día de la Virgen, descubras a Dios como padre y madre. Es posible que al leer veas la figura de la madre. Recuerda aquel dicho: si quieres ser feliz un instante, véngate de una persona y si quieres ser feliz siempre perdona.
Los personajes de la parábola son el padre, el Hijo mayor y el hijo menor:
HIJO MENOR. “Padre, dame la parte de la fortuna que me corresponde. Me entraban ganas de comer las algarrobas.  Padre he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco llamarme hijo tuyo. Trátame como a uno de tus jornaleros”.
PADRE: El padre lo vio y se le conmovieron las entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos. Pero el padre dijo a sus criados:
“Sacad en seguida la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y sacrificadlo; comamos y celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado”.
HIJO MAYOR. “Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; en cambio, cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado”.
Madre, dame luz para poner el amor en todo y servir con alegría.
Si te ayuda puedes ver el VIDEO:Parábola Del Hijo Prodigo.



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