8 marzo 2020. Domingo II de Cuaresma (Ciclo A) – Puntos de oración


La Transfiguración está en el centro de la Cuaresma y en el centro de la Transfiguración está la Pasión. Jesús, Moisés y Elías hablaban de lo que iba a suceder en Jerusalén.
Este “misterio” de la vida de Jesús es recordado dos veces durante el año litúrgico; primero en este segundo domingo de Cuaresma y después el 6 de agosto en una fiesta propia. Es un “misterio” que se tiene muy presente en la espiritualidad oriental y que expresa la divinización de la humanidad por medio de Cristo.
San Ignacio de Loyola en su obra Ejercicios Espirituales nos invita a contemplar este misterio y proporciona al que da los ejercicios unos breves puntos dentro del proceso de estos Ejercicios que propongo a continuación: leído el evangelio contemplarlo siguiendo los siguientes pasos si ayudan.
Oración preparatoria es pedir gracia a Dios nuestro Señor, para que todas mis intenciones, acciones y opera­ciones se ordenen puramente al servicio y alabanza de su divi­na majestad.
Primer preámbulo. Es recordar la historia de lo que debo contemplar;
Segundo preámbulo. Composición viendo el lugar.
Tercer preámbulo. Pedir lo que quiero: será aquí pedir conocimiento interno del Señor que por mí se ha he­cho hombre, para que más le ame y le siga.
LA TRANSFIGURACION DE CRISTO (Mt 17,1-9; Mc 9,1-8; Lc 9,28-36; 2 Pe 1,16-18)
Punto primero: Ver las personas. Cristo nuestro Señor, tomando en su compa­ñía a sus amados discípulos Pedro, Santiago y Juan, se transfigu­ró, y su cara resplandecía como el sol y sus vestiduras como la nieve.
Punto segundo: Oír lo que dicen. Hablaba con Moisés y Elías.
Punto tercero: Ver lo que hacen. Al decir San Pedro que hiciesen tres tiendas, sonó una voz del cielo que decía: «Este es mi Hijo amado, oídle»; cuando los discípulos oyeron aquella voz, llenos de temor caye­ron rostro a tierra; Cristo nuestro Señor les tocó y les dijo: «Le­vantaos y no tengáis temor; a ninguno digáis esta visión, hasta que el Hijo del hombre resucite.»
Coloquio: Con el Padre y decir un paternóster; con Jesús y rezar un ánima Christi; con la Madre y decir un Avemaría. El coloquio se hace como un amigo habla con su amigo, comunicando sus cosas, pidiendo consejo,...

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