18 enero 2021, lunes de la 2ª semana de Tiempo Ordinario. Puntos de oración

“A Dios que concede el hablar y el escuchar le pido hablar de tal manera que el que escucha llegue a ser mejor y escuchar de tal manera que no caiga en la tristeza el que habla”

Hace tan solo una semana terminábamos el tiempo de Navidad con la celebración del Bautismo del Señor. Aún tenemos el corazón caldeado en la hoguera de Belén y las lecturas de hoy tienen todavía regusto a Navidad, porque nos hablan de Jesús en medio nosotros, es decir, nos hablan del Dios-con-nosotros, del Emmanuel, del Verbo hecho carne, de Dios hecho hombre. 

¿Y por qué se ha hecho hombre? La respuesta en la primera lectura: para redimirnos por su sufrimiento. Para curarnos con sus heridas, consolarnos con sus lágrimas, fortalecernos con su debilidad. Se ha hecho uno como nosotros en absolutamente todo (salvo el pecado). Es, sin duda, el Dios-con-nosotros… y aquí entra el Evangelio que, en el fondo, nos viene a preguntar, ¿Dios está entre nosotros? ¿Dios está en tu vida? ¿Cómo, de qué manera? 

Cuidado con ser odres viejos llenos de vino nuevo, que podemos echar a perder el vino. Dios ha irrumpido la vida del hombre, nuestra vida, tu vida y la mía. No son tiempos para negocios de poca monta. Una llamada a mirar a lo alto, a dejarnos llenar. Pero, ¿qué hacer si ya estamos envejecidos? El cuero de nuestra vida se ha podido ir envejeciendo, por nuestras decepciones, desengaños, pecados, mediocridades… Pues es el momento de volver la vista al esposo, al Espíritu, esposo de nuestra alma: sólo él, repito, sólo él, puede “hacer nuevas todas las cosas”, nuestro buen Dios es Belleza siempre nueva, no envejece.  Este rato de oración es para eso, pedir la unción del Espíritu, de su gracia rejuvenecedora, de su eterna alegría…

Feliz oración. Feliz encuentro con el Amado. Feliz unción.

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