23 enero 2021, sábado de la 2ª semana de Tiempo Ordinario. San Ildefonso. Puntos de oración

Comentamos brevemente el texto del Evangelio de hoy. Nos habla de trabajo, de retorno a casa para descansar y tomar nuevas energías para seguir anunciando el Reino de Dios.

A Jesús le gustaba volver a casa, para desconectar y serenarse después de esas correrías apostólicas que llenaban toda su jornada. También necesitaba intimidad, calor de hogar, sentirse en familia.

En el Evangelio aparece con frecuencia, que Jesús al terminar esas jornadas agotadoras, cuando llegaba la noche y con ella el silencio, Él se retiraba al monte sólo a dedicar horas de oración en diálogo íntimo con el Padre. Un diálogo entre padre e hijo repleto de confianza y la seguridad total, de sus hijos, en nuestro Dios Padre Creador. Al amanecer volvía de nuevo a la tarea; seguía anunciando el reino de Dios, y curando a todos los que se acercaban de su enfermedades y dolencias.

A Jesús le siguen las personas que le han visto y oído, además, a muchos ha curado. Tiene un atractivo especial. El que le escucha con corazón abierto, con sencillez de niño, se siente atraído por Él y le sigue. Hoy le puedo escuchar de nuevo, adaptándose a mi realidad, “Ven, sígueme”. 

Tú y yo que le hemos visto en tantas personas, en los diferentes acontecimientos y le hemos oído en retiros y días de Ejercicios Espirituales, en la oración diaria, en el trabajo, ¿estamos dispuestos a seguirle? o ¿Ya no descubro sus huellas? Pero… si le veo y le oigo le sigo, es irresistible.

Y sigue el evangelio de hoy: “y de nuevo le estaban esperando a la puerta de casa, de tal manera que no le dejaban, (no tenían tiempo ni para comer). Vive para los demás en total olvido de sí. Esta actitud molesta a aquellas personas que sólo piensan en cubrir sus propias necesidades. No les importa si los vecinos tienen grandes dificultades para llegar a final de mes. No lo saben. ¿Los conocen?

“Al enterarse su familia, de esta situación, vinieron a llevarse a Jesús, porque decían que estaba fuera de sí…” Entre sus amigos y parientes no aceptaban su manera de hablar y de vivir. Pero para nosotros, esta actitud de coherencia entre lo que dice y lo que hace es capaz de levantar todos los frenos y lastres para seguirle hoy. Mañana recibiremos la fuerza necesaria para ser fieles a este encuentro.

María, oculta en vida de Nazaret, enséñame a “conocerle, amarle y seguirle”.

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