28 enero 2021, jueves de la 3ª semana de Tiempo Ordinario. Santo Tomás de Aquino. Puntos de oración

En el nombre del Padre creador, del Hijo que nos redime y del Espíritu que da vida, disponemos el corazón para nuestro rato de oración.

Las lecturas de hoy nos recuerdan algunas actitudes que debemos mantener como creyentes, tanto en la vida, como cuando deseamos acercarnos a la presencia del Señor. De hecho, al iniciar, es bueno recordar, como se nos indica en la carta a los Hebreos, que Jesús ha inaugurado para nosotros un camino nuevo y vivo. ¿Realmente vivo mi fe como algo que genera novedad y que está vivo?

Fijémonos en las actitudes interiores; - corazón sincero, - llenos de fe - purificados de mala conciencia. Y se nos dicen otras relacionadas con el comportamiento; - firmes en la esperanza que profesamos, -estimularnos a la caridad y a las buenas obras, - asistir a la Eucaristía.

En el Salmo se nos puntualizan otros aspectos a cuidar si deseamos salir confortados y bendecidos “del encuentro con el Señor” (la oración); manos inocentes y puro corazón, no confiar en los ídolos. Hoy puede ser una ocasión adecuada de valorar, a la luz de la gracia, cómo cuido la inocencia, cómo me apaño para actuar con intención recta y en qué manera soy dependiente de la idolatría (de cosas, actividades, métodos, lugares, personas…).

Ese cuidado del interior y de nuestro comportamiento, es como una luz cuidada, mantenida y acrecentada en nuestras vidas. Y debiera prepararnos y empujarnos a llevarla a los demás, “¿acaso se trae la luz para esconderla debajo de la cama” o más bien para iluminar un espacio? En este sentido, más que pretender nosotros hacer algo, se trata de dejar que el Espíritu sople la pequeña llama que somos para que se expanda: “fuego he venido a prender en la tierra y ¡cuánto deseo que arda!” (Lc 12, 49-53).

Aunque, si bien es importante el dejarse empujar por el Espíritu en bien de los demás, no lo es menos el toque que nos da Jesús en la relación que genera el trato frecuente con las personas, “la medida que uséis, la usarán con vosotros”. Y luego añade, “porque al que tiene se le dará”. Podríamos pensar que, si tenemos hacia los demás una “medida” de misericordia, compasión y cercanía, esto mismo realizará con nosotros el Padre del Cielo. Y, sin embargo, “al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene”.

Prepararse y disponerse al encuentro con el Señor para luego llevar luz a los demás en forma de cercanía y misericordia. Estas gracias pedimos a nuestra Madre y a S. José en la convicción de ser escuchados.

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